Siempre he pensado que las palabras se las lleva el viento, ahora por más que soples no se írán, no como el tiempo que se te escapa entre los dedos.
Vivimos intensamente como si el tiempo nos odiara, morimos por cada palabra sin temerle nada, vivimos viendo cimas que están cada vez más cerca, morimos si la rutina vigila tras nuestra puerta.